Tenía que discar *611 para recargar el celular pero por inercia disqué *666. Sonreí, luego subí al bus que me traía de Mendoza a Córdoba en un asiento salón cama y a mi lado sentado un milico (paco en Chile) jugando con su celular y mirando de reojos el libro que estaba leyendo con el rostro de Lemebel en portada y un sobresaliente "poco hombre" de titulo. El milico hizo una llamada coqueta con caballerosidad parca que finalizó: "o me compro un teléfono mas caro y no la puedo ver a usted, o me quedo con este que a ratos falla y la llamo de vez en cuando". Acto seguido nos sirven la colación: pastel de papas.
Me acordé de la Teresita y de nuestra apuesta.
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