#notas de campo
La expresión “está todo bien con todos” (o
similares), comencé a advertirla cada vez más seguido, ya no solo entre mis
amigos, sino también entre las distintas personas con las que interactuaba en
el bar. Generalmente eran expresiones que no necesitaban explicarse. Bastaban
sutiles ademanes o guiños para entender que el “todos” aludía tanto al que se
estaba metiendo merca en el baño, al que porro en mano explotaba de risa en el
patio, al que bailaba encartonado al lado del dj, al “viejo” que caía solo y le
charlaba de absenta a mi amigo francés –porque el europeo si que iba a entender
que es lo que era el absenta– al lado de unas chicas que se besaban frente a
unos muchachos de pelo verde que conversaban con un “negro” que les advertía
como tratar con el “naranjita”, al guardia del bar que 5 minutos antes de la
hora de cierre empezaba a apurar para que fuéramos saliendo porque no quería
que “cayera la cana” y se quería “ir de after”, como a “uno mismo”: uno que no
era ninguno de esos a los que aludía, pero en los que eventualmente podía
devenir dependiendo de los vaivenes de la noche y con los que mantenía cierta
complicidad...
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