La costumbre de llegar a la biblioteca, a cualquier biblioteca y perderse en las estanterías mientras pasan las horas hasta que estan por cerrar; la sorpresa de encontrarme con mi hermana, de besarla y abrazarla y que el encuentro desordene los consensos del espacio con el tiempo y el lugar se transforme en un lugar donde no hay rastro de mi pena veraniega.
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