Nos preguntábamos con un amigo que podría decir de nuestro momento cultural el hecho de que en los reels de instagram o facebook haya tantas publicaciones revelando como se hacen diferentes trucos de magia y como la gente reacciona, y no publicaciones con trucos de magia en sí. Seguimos una idea de Benjamin quien dijo que "la primera experiencia que el niño tiene del mundo no es que los adultos son más fuertes, sino su incapacidad de hacer magia", y luego a Agamben, quien agrega que es probable -por tanto- que "la invencible tristeza en la cual se sumergen cada tanto los niños provenga precisamente de la conciencia de no ser capaces de hacer magia". Pensamos entre pastises que si en la afición por descubrir el truco hay un indicio reaccionario de una sociedad adultocentrista que se impulsa a recuperar la experiencia mágica, en efecto, al revelarlo, ocurre más bien todo lo contrario.
Luego reparamos sin ningún rigor que en realidad los reels que vemos en nuestros perfiles son arrojados por una operación algorítmica que te muestra publicaciones similares a las que ya buscaste, seguiste o quizás sobre las que hablaste y te registró el teléfono. La verdad es que no comprendemos realmente bien cómo funcionan los algoritmos pero asumimos que a grandes rasgos es algo más o menos así.
El hecho es que ninguno de los dos admitió que nos la llevemos buscando en internet como desenmascarar magos, más bien ambos coincidimos en que usamos bastante tiempo mirando videos de gente comiendo, de recetas y de gente cocinando. ¿Habrá alguna operación algorítmica que relacione ver videos de recetas y gente cocinando con los videos de cómo se hacen los trucos de magia y las reacciones de quienes miran? La diferencia en todo caso está en que sin duda hay magia en comer, cocinar y en aprender de como otros lo hacen, y en la revelación del truco no se esfuma el encanto.
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